Marquesa de la decadencia

La marquesa Casati. Foto: Adolph de Meyer circa 1913. Getty Images.

No podemos hablar de decadencia en el sentido anglosajón de la palabra pasando por alto a  la Marquesa Luisa Casati. Enigmática, musa de artistas y diseñadores, la marquesa Luisa Casati se convirtió gracias a su extravagancia en símbolo de excesos y exotismo.

Heredera de una gran fortuna en su adolescencia, Luisa Adele Rosa Maria Amman se convirtió en marquesa gracias a su matrimonio con el conde Camillo Casati Stampa di Soncino, quién portaba más título que fortuna. Luego de tener una hija juntos, la marquesa conoció al poeta italiano Gabriele D'Annunzio con quién mantuvo un romance que marcó su vida para siempre. Fue  D'Annunzio quién la introdujo en el mundo del arte donde Casati entró en contacto con los movimientos vanguardistas y muchos de los artistas que luego la inmortalizaron en sus obras.

De adolescente tímida y reservada, dio un salto exponencial a una vida de derroches ostentosos, fiestas a granel y por qué no, de una auto transformación que la llevaría a lucir como arte en movimiento. Así como en el arte, su estilo rupturista la convirtió en tema principal de escándalos y sujeto favorito de chismosos, todo para su deleite. Y es que, como cualquier socialité en la actualidad, para Casati bad news were good news. Hablamos de una mujer que cuando no estaba desgarrando un vestido en una fiesta para continuarla desnuda, se desplazaba por las calles de Milán con sus mascotas: dos guepardos.

Tanto excentricidad sigue resonando, cualidad que en su momento la convirtió en musa de grandes como Paul Poiret y Mariano Fortuny y más recientemente de John Galliano y Dries Van Noten.

Casati murió en la ruina pero su legado tiene un valor incomparable.

 


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