Cuestiones de género

Rudi Gernreich, Unisex Project

Mailye Matos

“Hoy, nuestras nociones de lo masculino y lo femenino son retadas como nunca antes”, palabras del diseñador y miembro fundador de The Mattachine Society, una de las primeras organizaciones de la comunidad LGBTQ en los Estados Unidos, Rudi Gernreich en 1968. La declaración se dio un año antes de publicar su Unisex Project, un trabajo para la revista LIFE sobre el futuro de la moda.

La moda homogeneiza y demarca, establece distinciones de género, clase, incluso raza. Construye y de-construye identidades. Transgrede.

El Unisex Project de Rudi Gernreich desdibujó la noción binaria de género y consolidó lo que hoy consideraríamos una visión medio siglo adelantada con el fin de eliminar el constructo masculino/femenino y sustituirlo por una noción libre e universal. Para alcanzarlo, Gernreich recurrió a rapar las cabezas de sus modelos —masculinos y femeninos— y a eliminar todo el vello corporal para presentarlos en atuendos idénticos sin ningún tipo de distinción sexual.

Adelantamos el calendario más de 50 años y el espectro de género domina la discusión pública. Lo No Binario se discute en revistas como Teen Vogue mientras medios como The New Yorker plantean el debate entre distintas generaciones de la comunidad LGBTQ, entre tanto, las palabras, el trabajo y las ideas de Gernreich siguen tan vigentes como en el momento en que las desarrolló.

De acuerdo con los editores de la revista Vestoj, prefijar “sex” con “uni”—que significa uno— en el contexto de la moda se refiere a un solo atuendo o estética que es compartido por ambos sexos. Sugiere a su vez que “un atuendo no tiene género y puede ser llevado por cualquiera de los sexos sin connotaciones masculinas o femeninas.”

Aunque podríamos ubicar las nociones unisex en los atuendos del Antiguo Egipto y la Grecia Antigua —civilizaciones en las que hombres y mujeres vestían en esencia lo que hoy consideramos faldas—, si trazamos el origen histórico, el Thames & Hudson Dictionary Of Fashion & Fashion Designers sitúa el origen del término en la década del 1960 y destaca que los atuendos unisex incluían pantalones, chaquetas, chalecos y camisas (nótese la ausencia de la falda). Igualmente apunta que lo unisex fue logrando aceptación en el momento en que “los hombres comenzaron a llevar patrones florales y las mujeres adoptaron atuendos masculinos”, una idea novedosa para la década en cuestión, 1960, aunque no se generalizó hasta comienzos de la década del 1980.

Según Charlie McNabb en su libro Non Binary Gender Identities: History, Culture, Resources, las identidades no binarias se definen como aquellas que no son exclusivamente hombre o mujer. Aquellas personas que se identifican como no binarias pueden identificarse como una combinación de hombre y mujer, cambiando entre hombre y mujer o fuera del continuo hombre-mujer. No binario es un término sombrilla y puede ser utilizado como un término identitario discreto; otros términos incluyen genderqueer, genderfluid y bigender. McNabb añade que “como las personas no binarias se identifican con un género distinto al que le fue asignado al nacer, son incluidos bajo la sombrilla trans.”

“Hoy nuestras nociones de lo masculino y lo femenino son retadas como nunca antes”

—Rudi Gernreich

En la actualidad, la industria de la moda se sostiene en sus raíces binarias, presentando colecciones en semanas de la moda separadas, marcando el comienzo de las colecciones masculinas justo después de la semana de la moda femenina, que se presenta de forma oficial en cuatro ciudades distintas —Nueva York, Londres, Milan y París— por espacio de un mes.

Marcas alrededor del mundo apuestan a lo No Binario con propuestas unisex que en la mayoría de los casos no se separan del conjunto pantalón - chaqueta - chaleco - camisa que establece el Thames & Hudson Dictionary Of Fashion & Fashion Designers . Piezas esencialmente masculinas que en nada se asemejan a la noción universal del proyecto ideado por Gernreich.

Sin embargo, el panorama para esta corriente de la moda no es sombrío. Dos marcas: Sanchez - Kane y Palomo Spain lideran el camino con una visión de vanguardia que no se cimenta en atuendos masculinos si no que de-construyen nuestras nociones de la masculinidad mientras presentan colecciones que denotan fluidez.

Sanchez - Kane Artesanal Sex Shop Otoño/Invierno 2018.

Según un artículo de Natasha Peñuelas publicado en Elle México, Sanchez - Kane es una “marca enfocada en la deconstrucción de prendas menswear que a través de la rigidez narran historias que tocan la sexualidad y provocan interesantes reacciones en una sociedad que aún sigue evitando el tema.” Descrita en su página web como “una marca de ropa mexicana curada por el caos emocional” Sanchez - Kane apuesta al Macho Sentimental, desapareciendo a través de la diversidad, los constructos que desembocan en las llamadas masculinidades tóxicas.

Alejandro Gómez Palomo, director creativo de la firma Palomo Spain ha trabajado el tema desde sus comienzos en la industria de la moda. Su colección de graduación, titulada Je t’aime moi non plus, fue una fusión de sastrería masculina con líneas femeninas, mientras que su primera colección bajo la casa Palomo Spain para la temporada otoño/invierno 2016, titulada Orlando, se inspiró en la novela de Virginia Woolf del mismo título y la película de Sally Potter del mismo nombre. La novela, publicada en 1928 narra la historia de un joven noble que a los 30 años cambia de sexo continuamente durante el transcurso de su vida de más de tres siglos. Con esa primera colección Palomo reivindicó su sello, la mezcla de la sastrería masculina con la exhuberancia femenina, retando — como diría Gernreich — nuestras nociones de lo masculino y lo femenino.

Palomo Spain Orlando Otoño/Invierno 2016

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