EL CHANEL DE LAGERFELD

Mailye Matos.

19 de febrero de 2019. Desayuno con la noticia del deceso del afamado diseñador Karl Lagerfeld. Reviso su legado en mi memoria.

Escribí sobre el legado de Karl hace más o menos cuatro años para el portal Compendio Fugas. En mi ensayo me debatía entre la sugerencia de Miguel Androver de que la marca debe morir con su creador o si debe continuar dirigida por otro y en el proceso me topé con el caso del Kaiser en Chanel.

Lagerfeld le dio larga vida a la marca que moría junto con su fundadora y renació con ella. Actualizó los cimientos de la casa: las perlas, los leones, el tweed, los zapatos de dos tonos, con colecciones atrevidas que se acercaban más a la juventud rebelde que a la señora de sociedad.

Durante el transcurso de su carrera, dominó la escena dirigiendo cuatro casas: Chanel, Fendi, Chloé y su propia marca. Sacó espacio para colaboraciones con otras marcas, hizo fotografía, escribió un libro de dietas y dedicó tiempo al escándalo.

Construyó para sí una identidad, un personaje políticamente incorrecto que vestía de uniforme y se armaba de todos los trucos en el armario para esconder imperfecciones. Cuellos altos muy altos; guantes, corbata, negro y blanco. Para Chanel construyó una identidad maleable entre el artículo de colección, los clásicos atemporales y lo trendy, esto último aquello que le permitió a Chanel, crear un ejército de It Girls envidiadas por el mundo.

A un año de su partida, y si de identidad de marca se trata, el Kaiser es un caso obligatorio. En una época en que los directores creativos de las firmas son tan efímeros como los ciclos de la moda, entender los procesos creativos de Lagerfeld y su éxito comercial son obligatorios para quien quiera incursionar en una industria en la que un día estas in y al otro out. Y es que, 30 años dirigiendo más de una Maison y en el proceso construir una clientela leal a niveles de culto, son una rareza. ¿Cuál fue su secreto?

Inmersión creativa. Reconocido bibliófilo, el diseñador visitaba una vez por semana la librería Galignani, muy cercana a la sede de Chanel en la Rue de Rivoli en París. Según la directora del espacio, los vendedores conocían los temas de los desfiles con meses de anticipación dado que compraba docenas de libros sobre un tema determinado.

Largo proceso de investigación e inmersión creativa para 15 minutos de desfile, pues Lagerfeld operaba como un artista renacentista, con una curiosidad inagotable que le permitía traducir su inspiración y sus investigaciones exhaustivas en un desfile repleto de signos lúdicos.

Desde la década de 1990 hemos presenciado desfiles espectaculares pero el Chanel de Lagerfeld nos hacía parte de un simulacro de gran envergadura en el interior de Le Grand Palais por espacio de 15 o 20 minutos: un supermercado Chanel, la terminal de aeropuerto Chanel, el lanzamiento de un cohete espacial Chanel, una playa al estilo Chanel; happenings que trascendieron por mucho el desfile de modas como lo habíamos conocido y que demostraron la capacidad imaginativa de su creador.

La pasarela como parque temático, fue sin duda, su mayor contribución.

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