Moda en tiempos de crisis

Richard Prince, Nurse in Hollywood #5, 2004.

Mailye Matos

En sus siete siglos de existencia, está claro que el sistema de la moda ha tenido que enfrentar varias crisis. Crisis que constituyen cambios significativos en los modos de vestir (ya muchos trabajamos en ropa deportiva y pijamas) y el acceso a la indumentaria, así como en nuestros patrones de consumo.

La actual pandemia del Covid-19 declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) despertó cuestionamientos con respecto a la cadena de distribución en la industria de la moda, una cadena geográficamente dispersa con partes manufacturadas en distintos puntos del planeta, muchos de ellos localizados en el continente Asiático.

Las medidas tomadas por el gobierno Chino para contrarrestar la epidemia el mes pasado —que incluyen el cierre de tiendas—, junto con la escasez de materiales y mano de obra, afectan la gran cantidad de productores de fast fashion que dependen de esta estructura para estrenar colecciones cada dos semanas y que en las pasadas dos cesaron operaciones en sus tiendas físicas.

La disminución de un 24% en ventas del gigante español Inditex en las primeras dos semanas de marzo, es un síntoma de que a pesar de los esfuerzos por continuar operando en línea, los consumidores no están necesariamente inclinados a comprar moda.

¿Y qué ocurre con los trabajadores? Mientras retailers como Sephora han decidido continuar pagando a los trabajadores que ya estaban agendados, otros como H&M no han emitido declaraciones al respecto al cierre de esta edición. Tal incertidumbre es una de las tantas razones por las cuales los mercados de valores cayeron de forma estrepitosa la pasada semana, total, ¿para qué queremos moda cuando nuestras vidas penden de un hilo? La respuesta histórica no es tan sencilla como parece.

Naomi Campbell. https://twitter.com/NaomiCampbell

la mÁscara quirúrgica

La máscara quirúrgica se introdujo a finales del siglo 19 y principios del 20 en diversos espacios médicos para evitar la fuga de microorganismos de las narices y bocas del equipo médico a las heridas abiertas de los pacientes.

En su libro ITEMS: Is Fashion Modern?, Paola Antonelli y Michelle Millar Fisher detallan que en sus inicios, las máscaras quirúrgicas estaban compuestas por gasas médicas atadas con una tira alrededor de la boca y en la mayoría de los casos, la nariz. A partir de la década de 1930, muchos doctores experimentaron con su diseño utilizando finas capas de materiales como caucho, celofán, celulosa y polivinilo.

Dos mujeres utilizan máscaras quirúrgicas durante la pandemia de influenza de 1918

En 1910 la máscara fue adoptada por las autoridades Chinas como medida preventiva para evitar los contagios en medio de la plaga de neumonía y en 1918 la pandemia de influenza la llevó a las calles, los negocios y los hogares del mundo entero, donde no sólo se utilizó de forma práctica sino como accesorio en una sociedad atemorizada por el riesgo de infección y en el caso del país chino, como emblema de la modernidad médica.

Emergencias de salud globales como el SARS en 2002 y el H1N1 en 2009, así como la contaminación del aire han generado la adopción de la máscara en la esfera pública y la industria de la moda, muy hábil para detectar patrones de demanda, ha respondido con una oferta variada aunque su función se limite a lo estético.

Marine Serre otoño/invierno 2018. Regis Colin/Nowfashion

Marine Serre otoño/invierno 2020. Elizabeth Pantaleo/Nowfashion

 

Máscara del diseñador radicado en Beijing, Zhijun Wang.

Desde hace años, diseñadores se han unido a la tendencia como Manish Arora quién colaboró con la marca californiana Vogmask, Marine Serre y el diseñador Zhijun Wang, quien transforma zapatillas deportivas coleccionables en máscaras quirúrgicas.

Símbolo del miedo y la confusión que se vive en nuestros días, la demanda por la máscara se ha extendido de las farmacias al pret-a-porter y como consecuencia a espacios como Etsy, en donde hay múltiples páginas dedicadas al accesorio con precios que fluctúan entre los $6.99 y los $40 según el New York Times.

Hardy Amies (British, 1909-2003). London Fashion Designers- the work of Members of the Incorporated Society of London Fashion Designers, London, England, UK, 1945, 1945. London: Ministry of Information Second World War Official Collection. Ministry of Information Photo Division Photographer. Fuente: Wikimedia

MODA EN TIEMPOS DE GUERRA

Para la industria de la moda la crisis más significativa estuvo ligada a la Segunda Guerra Mundial. El conflicto bélico que estalló en 1939 significó una amenaza para la hegemonía francesa como productora de moda y provocó cambios profundos en los modos de vestir, así como el cierre de varias casas de costura.

Las primeras en cerrar sus ateliers fueron Madeleine Vionnet quién se retiró con el estallido de la guerra y Coco Chanel quién cerró sus talleres y se fue al sur de Francia durante la ocupación nazi.

Cristóbal Balenciaga se recluyó y experimentó con la construcción de atuendos esculturales que vendió a una reducida clientela. Su trabajo experimental lo consolidó más adelante como uno de los coutouriers mas destacados del periodo de posguerra.

El cambio más sustancial surgió por iniciativa de los gobiernos y las masas. La guerra impuso un racionamiento de materiales tanto en Europa como en los Estados Unidos y las repercusiones sociales fueron perceptibles en la indumentaria.

Aunque las casas de costura parisinas no respetaron el racionamiento pues entendían que solo beneficiaba a la ocupación, el mundo quedó privado de sus creaciones por causa de la guerra y por lo tanto el resto de Europa y Norteamérica —que tradicionalmente se remitían a la capital francesa—se vieron obligados a desarrollar su talento local.

Según James Laver, autor de Costume & Fashion: A Concise History, a dos años de comenzar el conflicto, Gran Bretaña reguló la cantidad de ropa que podía comprarse. En 1942 el ministerio de comercio británico introdujo el Utility Clothing Scheme, un sistema que controlaba la cantidad de tela permitida en la ropa.

La Sociedad Incorporada de Diseñadores de Moda de Londres (Inc. Soc.) dirigida por Molyneux entre otros, se dio la tarea de crear prototipos que cumplieran con los requisitos utilizando poco material y recursos laborales. Se produjeron cuatro líneas básicas de las cuales se escogieron 32 diseños individuales para la manufactura.

En Francia el racionamiento incitó actitudes contestatarias entre las mujeres que rechazaban la ocupación y en los Estados Unidos conflictos raciales. Las mujeres francesas reivindicaron su relación con la moda resistiéndose a las imposiciones de los alemanes mediante canciones bordadas en los cinturones, el uso de colores patrios en la indumentaria y la implementación de materiales nunca antes utilizados para la confección de moda. El uso de la falda tubo o pencil skirt se generalizó gracias al Utility Clothing Scheme y la creatividad de las mujeres en contra de la ocupación se manifestó en el uso de sombreros, el uso del corcho como materia prima para plataformas y en los casos más severos el dibujo de una raya en la pantorrilla para dar la ilusión de que se llevaban medias. Del mismo modo, la escasez de medias ayudó a popularizar el pantalón femenino, adoptado por mujeres más jóvenes.

El racionamiento también causó tensiones raciales. A principios de la década de 1940 el Zoot Suit, un tipo de traje utilizado por trabajadores pertenecientes a minorías raciales que consistía en una chaqueta de gran tamaño combinada con pantalones voluminosos, provocó disturbios civiles en Los Angeles, California. Por más de una semana soldados y marinos estadounidenses atravesaron la ciudad golpeando a mexicano-americanos acusándolos de apátridas basándose en sus atuendos.

Más adelante, a dos años del fin de la guerra y en medio de los esfuerzos de recuperación nació el New Look de Dior devolviendo a Francia el liderazgo en el sistema de la moda.

ajustes frente al covid-19

Durante la semana de la moda parisina, varias firmas se vieron en la necesidad de ofrecer mascaras quirúrgicas a sus asistentes mientras que otras decidieron presentar colecciones en privado a la vieja usanza.

La gala del Met se canceló indefinidamente ante la amenaza del coronavirus. Entretanto, museos y casas editoriales publicaron sus archivos digitales para beneficio de los estudiantes y docentes que se hayan en la transición a la enseñanza digital.

Finalmente en lo que quizá sea una de las aportaciones más significativas, Vogue Italia otorgó acceso a su archivo digital, valorado en más de 900€.

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